Movilidad con enfoque de género
Movilidad con enfoque de género
¿Cómo se aplica el enfoque de género a la movilidad?
El enfoque de género reconoce que social y culturalmente se asignan roles y normas distintas a las personas, según su sexo biológico. Estos roles asignados son socialmente construidos y no están dictados biológicamente. Además al ser cultural, histórica y socialmente construidos, se transforman continuamente.
En el caso del transporte, es necesario tener en cuenta que las necesidades de movilidad son diferentes para hombres y mujeres, debido a las diferencias en los roles socioeconómicos asignados a cada uno y las responsabilidades que implican. Esto incide en que los patrones de uso, el acceso y las necesidades de transporte sean diferentes entre hombres y mujeres[1].
Lo anterior implica que sea necesario conocer las necesidades diferenciales en movilidad, para que la planeación de políticas, programas y proyectos de transporte las tenga en cuenta.
Por ejemplo, si las encuestas de movilidad se centran únicamente en caracterizar origen y destino de viajes por motivos de trabajo o estudio, deja por fuera toda la movilidad asociada a las actividades de cuidado, que usualmente tiene mayor impacto sobre el tiempo de las mujeres.
De forma similar, la percepción de seguridad en el transporte público puede ser diferente para hombres y mujeres, lo que debería tenerse en cuenta no solo en la planeación sino en la adaptación de sistemas ya existentes.
[1]CEPAL (2017). “Género y transporte: experiencias y visiones de política pública en América Latina”. Disponible en: https://repositorio.cepal.org
Fecha de publicación 12/09/2019
Última modificación 20/09/2019